El
plan de salvación prevé la restauración de la imagen divina en el
alma humana. Yahuwah es puro. Él es santo y perfecto. Los que van a
ser herederos con Yahushua en el reino de la luz, se reflejarán a
Yahuwah en todos sus detalles. 

La
Escritura es muy clara, cual sólo aquellos que son puros heredarán
la vida eterna: 

¿Quién
puede subir al monte de Yahuwah? ¿Y quién estará en Su lugar
santo? El de manos limpias y corazón puro, el que no ha elevado su
alma a cosas vanas, ni jurado con engaño. El recibirá bendición de
Yahuwah, y justicia del Eloah de su salvación. (Ver
Salmo 24:3-5).

En
Su sermón en la montana, Yahushua amonestó: «Sed, pues,
perfectos, como vuestro Padre que está en los Cielos es perfecto.»
(Mateo 5:48). Tal requisito inalcanzable, por la humanidad caída
pecadora, sería cruel pero por el hecho que Yahuwah está dispuesto
a proporcionar toda la ayuda necesaria para que los rescatados fieles
de la tierra alcancen ese estado.

Es
imposible que un pecador llegue a ser perfecto, obrando por si mismo.«¿Quién
podrá decir: Yo he limpiado mi corazón, estoy limpio de mi pecado?»
(Proverbios 20:9). Yahuwah lo sabe, nadie puede purificarse por sí
mismo. Él a comprometido los recursos infinitos del Cielo para
ayudar en la batalla y vencer el pecado del alma. 

De
las tantas maneras que Satanás trata de corromper las almas y
destruir la pureza, una es la impureza sexual. El adulterio, la
fornicación y la pornografía son pecados ampliamente reconocidos
que corrompen la mente y atraviesan las compuertas a más de las
tentaciones de Satanás. Sin embargo, hay otro aspecto que también
lleva el alma al control de Satanás. No se discute con tanta
frecuencia debido a la incomodidad del tema. Esa área es la
masturbación.

En
siglos pasados, la masturbación fue reconocida ampliamente como un
vicio degradante. Se hacía referencia como el «vicio secreto»
e incluso profesionales de la medicina publicaron acerca de los
riesgos de salud asociados con la masturbación. Por esta razón,
también obtuvo el nombre de «abuso de sí mismo.» 

Con
la abierta obscenidad e inmoralidad generalizada de la sociedad
moderna, la masturbación se ha convertido en una alternativa
aceptada socialmente a los peligros inherentes a la promiscuidad:
deseados o no planificados para el embarazo, el SIDA, enfermedades
sexualmente transmitidas, etc. Incluso algunos Cristianos ahora
promueven la masturbación como una manera de permanecer célibe
fuera del matrimonio para los mayores y adolecentes por igual.

Sin
embargo, la sabiduría de los hombres es atrocidad para Yahuwah.
Afirmaciones repetidas de que algo está en lo correcto o moral, no
es automáticamente aceptable ante los ojos de Yahuwah. Las
costumbres de la sociedad cambian con demasiada frecuencia para ser
un guía confiable. Las Escritura
es el estándar único infalible
para determinar lo que es correcto.

Las
Escrituras en realidad no aborda específicamente la masturbación.
Algunas personas citan a Pablo, diciendo que es mejor masturbarse que
«quemarse,» pero en realidad, Pablo nunca dijo nada de eso.
En su primera carta a los Corintios, él defendía que era mejor
para los creyentes permanecer
solteros. Teniendo en cuenta
la persecución que los Cristianos enfrentaban en esos tiempos y los
por venir, esto era un consejo razonable. Yahuwah mismo le dijo a
Jeremías que permanezca soltero o de lo contrario iba a ver a su
esposa y niños muertos por la hambruna en el asedio por venir de
Babilonia.  El consejo de Pablo fue en realidad que era mejor
casarse que «quemarse,» cual fue malinterpretado como una
referencia indirecta de la masturbación: 

“Quisiera
más bien que todos los hombres fuesen como yo mismo. . . . Pero yo
les digo a los solteros y a las viudas, que bueno les fuera quedarse
como yo; pero si no puede ejercer dominio propio, cásense. Porque
mejor es casarse que estarse quemando.” (1 Corintios 7:8 y 9).

El
principal problema con la masturbación, y es de grandeza, es que
promueve impureza en la mente, lo cual a su vez, corrompe el alma.
Los que participan en esta actividad suelen fantasear con el fin de
tener una gratificación sexual intensa. Las fantasías sexuales
tienden a ser más depravadas con el tiempo y a medida que disminuye
la respuesta sexual inicial se buscan fantasías cada vez más
emocionantes. Esta falta de control de los pensamientos es
contrario al ejemplo dado por Yahushua .

«Que
esta mente esté en vosotros, el cual también estaba en Yahushua el
Ungido.» (Véase Filipenses
2:5.) La mente de Yahushua fue siempre pura ya que Él entregaba cada
pensamiento y emoción a la voluntad de Su Padre. 

Yahushua
dejo claro que fantasear sobre el sexo en la mente es tanto pecado
como uno participación en el mismo acto. El afirmo: 

Habéis
oído que fue dicho a los ancestros: ‘No cometerás adulterio. «Pero
Yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya
adulteró con ella en su corazón.” (Mateo 5:27 y 28). 

La
masturbación es a menudo el resultado de otros pecados, como ver
películas o programas de televisión que estimulan el deseo sexual.
La masturbación también va de la mano con la pornografía, ya que
las pasiones que se despiertan al
ver pornografía busca una
satisfacción rápida que proviene de la auto-gratificación.

La
masturbación en los que están casados ​​también puede ser muy
egoísta. Puede parecer más fácil y más rápido darse liberación
sexual que tener que ganárselo, mientras que al mismo tiempo,
desinteresadamente en el intento de dar placer a la pareja. Por lo
tanto, los matrimonios de aquellos quienes se dan placer por si
mismos, suelen sufrir, causando confusión, dolor y una sensación de
traición a sus cónyuges.

Las
relaciones sexuales son un hermoso regalo del amoroso Creador. Fue
diseñado para ser compartida dentro de la
intimidad y la vida privada del matrimonio.
Es la máxima expresión de amor y confianza, ya que cada uno
desinteresadamente buscaría dar alegría al otro. Mutuamente
compartiendo dentro de los lazos del sagrado matrimonio, las
relaciones sexuales pueden llevar a una pareja más y más cerca.

Yahuwah
creó a los hombres y a las mujeres como seres sexuales, pero él
nunca quiso que la gente sean esclavos de sus deseos sexuales. Adán
y Eva fueron creados en completo control de sus cuerpos. Eran seres
cuyos impulsos sexuales estaban bajo el control de su naturaleza
superior (no degradada). La masturbación es un acto que es
altamente adictivo. Una persona que ha desarrollado el hábito de la
masturbación o bien lo vence con la fuerza y el poder del Redentor o
él o ella tomarán parte en esta actividad cada vez más a medida
que pasa el tiempo.

Cuando
un hombre (o una mujer) se masturba, el deseo de masturbarse
aumentara cada vez lo hace. El cuerpo produce de acuerdo con las
exigencias que se le hacen. Una persona que comienza masturbándose
sólo unas pocas veces al mes, con el tiempo, aumentan a medida que
el impulso de masturbarse aumenta.

Algunas
personas han llegado al punto de ser adictos sexuales en el cual se
centra cada pensamiento en torno al sexo. Tales personas son
verdaderamente cautivos de Satanás, en un estupor bajo el control de
sus impulsos malignos. La única esperanza para estos es la
única esperanza para cualquier pecador:
rendirse a Yahushua por la fuerza fuera de sí mismos.

Todos
los que quieren tener a Yahushua formado dentro rendirá todas las
áreas de su vida al Salvador – incluyendo el área de su sexualidad.
Renunciar a sus impulsos sexuales y deseos a Yahuwah no lo hará
asexuado. «Elohim
creó al hombre a Su imagen, al imagen de Elohim lo creó, varón y
hembra los creó.» (Ver
Génesis 1:27).

Yahuwah
creó dos sexos separados y distintos. Los que renuncien su
sexualidad a él, no perderá su condición de género. En cambio,
los hombres serán más masculino, las mujeres más femeninas con el
control de sí mismo tomara el lugar de la auto-gratificación. La
persona que ha sido esclavo de su naturaleza inferior recuperará la
dignidad que proviene de la libertad que solo la obediencia
de la ley divina puede
traer.

Al
igual que con cualquier área de la vida por la cual Satanás busca
tomar control, Yahushua es la respuesta. «Por lo cual El
también es poderoso para salvar para siempre a los que por medio de
Él se acercan a Yahuwah, puesto que vive perpetuamente para
interceder por ellos.» (Ver Hebreos 7:25, LBLA). Todos somos
nacidos esclavos a Satanás mediante nuestra pecaminosa naturaleza
humana. Como esclavos de Satanás, no es posible librarnos
mediante nuestra propia fuerza de voluntad.  Si podemos saber lo
que está bien y lo qué está mal.  Podemos anhelar hacer lo
que es correcto y evitar lo que está mal.  Pero tal
conocimiento no es suficiente para librarnos para hacer lo correcto
que deseamos hacer.

Esta
lucha interna entre el deseo de hacer lo que es correcto y la entrega
al pecado fue bien descrito por Pablo cuando escribió:

Porque
sabemos que la ley es espiritual, más yo soy carnal, vendido a la
esclavitud del pecado. Porque lo que hago, no lo entiendo. Porque no
practico lo que quiero hacer, sino lo que aborrezco, eso hago. Así
que ya no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí.
Porque yo sé que en mí, es decir, en mi carne, no habita nada
bueno; porque el querer está presente en mí, pero el hacer el bien,
no.

Pues
no hago el bien que deseo, sino que el mal que no quiero, eso
practico.  Y si lo que no quiero hacer, eso hago, ya
no soy yo el que lo hace, sino el pecado que habita en mí. Así que,
queriendo yo hacer el bien, hallo la ley de que el mal está presente
en mí.  Porque en el hombre interior me deleito con
la ley de Yahuwah,  pero veo otra ley en los miembros
de mi cuerpo que hace guerra contra la ley de mi mente, y
me hace prisionero de la ley del pecado que está en mis miembros.

Miserable
de mí! ¿Quién me libertará de este cuerpo de muerte?
(Ver Romanos 7:14, 15, 17-25, LBLA).

Este
a sido el clamor del corazón de cada persona que alguna vez a
luchado mediante la fuerza propia para superar una adicción de
cualquier pecado. El siguiente versículo nos da la respuesta: «Doy
gracias a Yahuwah —– mediante de Yahushua el Ungido, nuestro
Maestro!» (Ver Romanos
7:25). 

Hay
muchos, muchos pecados. Por cada debilidad heredada y cultivada,
existe una tentación perfectamente diseñada para atraer al pecado.
Sin embargo, sea cualquier pecado, sólo hay una respuesta: el
Salvador. Él es nuestra ayuda segura y siempre presente en momentos
de angustia. Él dará la victoria a todos los que le piden. 

Cuando
tentado a masturbarse:

1.
Inmediatamente huir al Salvador en oración.
2. Retírese como sea posible de la tentación. Si estás en la cama,
levántate. Si está en la ducha, fuera. Active y ocupe su mente
con otra cosa.
3.
No llene su mente con películas, imágenes y fantasías que
aumentan el deseo sexual.
4.
Coma alimentos simples y naturales, libres de especias fuertes que
tienden a aumentar el deseo sexual. La carne y los huevos también
fortalecen el impulso sexual.
5.
Mantener las partes privadas limpias ya que la acumulación de
fluidos, aceites, células muertas de la piel, etc, se acumulan
alrededor de ambos órganos genitales masculinos y femeninos y puede
crear irritación cual conduce a tocarse en un esfuerzo de aliviar la
incomodidad.

La
victoria es cierta a todo aquel quien lo recibe como un don mediante
la fe en el Salvador.

Ahora,
pues, ninguna condenación hay para los que están en Yahushua el
Ungido, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al
Espíritu. Porque la ley del Espíritu de vida en Yahushua el Ungido
me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 

¿Qué,
pues, diremos a esto? Si Yahuwah es por nosotros, ¿quién contra
nosotros? El que no escatimó ni a Su propio Hijo, sino que lo
entregó por todos nosotros, ¿cómo no con Él nos dará libremente
también todas las cosas? 

Antes,
en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que
nos amó. Por lo cual estoy cierto que ni la muerte ni la vida, ni
ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente ni lo por
venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada podrá
separarnos del amor de Yahuwah que está en Yahushua el Ungido,
nuestro Maestro. (Vea Romanos 8:1-2, 31-32, 37-39.)