La Iglesia del Hogar
Iglesia
de los hogares, grupos de células y otros términos se refieren a un
movimiento popular hoy. Algunos han hecho un principio el separarse de
las denominaciones y solo enfatizan que solo la iglesia en los hogares
son una representación viable de la cristiandad apostólica. Otros han
usado el movimiento de grupos pequeños para infundir más vitalidad a una
congregación sin espíritu. Otros toman una actitud intermedia, y se
envuelven en iglesias del hogar por razones prácticas.
Tanto
la guía de la Biblia como las consideraciones prácticas son
importantes. El simple hecho es que no existe ninguna denominación que
se adhiera a los 10 mandamientos. Gran parte de ellos se adhieren a la
mayoría de los mandamientos, pero ninguno a todos ellos. De hecho, no
existe ninguna denominación que se adhiera incluso a los tres menos
guardados de los mandamientos: un Dios, el sábado, y la prohibición de
matar. Por lo tanto, por razones prácticas, el verdadero creyente no
puede participar en ningún establecimiento religioso.
Si
bien hay otras cuestiones a tener en cuenta además de los diez
mandamientos, estos constituyen una buena regla de oro. Se excluye de
todas las iglesias desde el principio. Pero, simplemente asistir a la
iglesia del hogar no es una absoluta solución. Las iglesias del hogar
pueden y participan en las mismas falsas doctrinas que las
denominaciones. Encontrar una casa o establecer una, requiere una
cuidosa adherencia a la guía de las Escrituras.
La
primera iglesia del hogar, la que sigue siendo la ideal, es la de Adán y
Eva. Se reunían para adorar a Dios todas las noches, así como los
sábados. (Gen. 3:8) «Cuando oyeron la voz de Jehovah Dios que se paseaba en el jardín en el fresco del día.»
Caminar con Dios es la forma básica de culto. Esto continuó con Enoc (Gen 5:24) «Caminó, pues, Enoc con Dios y desapareció, porque Dios lo llevó consigo.»
Este encuentro familiar diario con Dios para adoración, el caminar con
El, es la preparación para ser tomado de esta tierra un día y
encontrarse con el Señor en el aire. Aquellos que en los días de Enoc
descuidaron la forma de adoración instituida por Adán y Eva fueron
eventualmente destruidos en el diluvio. Sólo aquellos que la mantuvieron
se salvaron. (Gn 6:9) «Noé fue un hombre justo y perfecto en sus generaciones (es decir, la iglesia en el hogar o familiar), y Noé caminó con Dios».
La práctica original de la iglesia en el hogar se expandió grandemente en el tiempo de Abraham. (Gén. 14:14) «Cuando
Abram oyó que su sobrino había sido tomado cautivo, reclutó a sus 318
criados nacidos en su casa, y los persiguió hasta Dan. «Incluso
con un número tan grande, la iglesia del hogar de Abraham fue dividida
como se describe en Génesis 13:8 y siguiente. Mientras que la razón de
la separación fue el conflicto, esta resolvió el conflicto, en vez de
continuarlo. Eso es precisamente lo contrario de lo que generalmente
ocurre en el movimiento de la iglesia del hogar hoy, y que debería ser
un indicador de advertencia. El movimiento de la iglesia del hogar hoy, a
menos que el grupo se base en principios verdaderamente bíblicos, es
simplemente otra expresión de la fe babilónica.
Una
de las razones del porque las iglesias de los hogares se van por un mal
camino es porque no son más que campos para el abuso de autoridad.
Estas son fundadas por gente que son amargadas porque no pudieron
obtener el poder que buscaban sobre la congregación en la que estaban.
La Biblia contiene un principio que va mucho más allá para prevenir eso.
La responsabilidad por la organización de las reuniones en los hogares
debe ser la del hijo mayor. El principio de la primogenitura era central
en las iglesias hogareñas en el libro de Génesis. Cuando a los niños se
le dan la responsabilidad que le corresponde de leer las Escrituras en
grupo del hogar, desarrollando sus dones y talentos ante ellos mismos,
entonces no hay problema de comportamiento inquieto por parte de los
niños ni tampoco el peligro de los adultos en busca de poder, como lo
hacen en las iglesias del hogar en algunos casos más abiertamente que en
las congregaciones establecidas.
De
hecho, el servicio de adoración puede ser hecho tan sencillo que hasta
los niños pueden dirigirlo. Si este comienza con una oración en silencio
en donde los reunidos rompen el silencio con su petición, entonces
deben continuar con el niño líder leyendo la lección de las Escrituras,
después de que el estudio o debate pueda tener lugar, no hay ningún
punto en el que el niño líder necesite sentir que su rol de liderazgo ha
sido puesto a un lado. Los ancianos pueden contribuir al estudio de la
Biblia, dar testimonios y exhortaciones, todos, sin asumir el liderazgo
de la reunión.
El
principio de primogenitura fue aquel que se dio cuando el sistema
nacional de adoración fue instituido entre los israelitas. La
primogenitura fue guardada en un principio, pero en práctica el
primogénito era redimido dando dinero a los sacerdotes, los cuales
entonces tomaban sus ocupaciones naturales. Este sistema prevalece en
los libros de los Jueces y los Reyes. Pero al igual que la poligamia,
éste no era el plan original de Dios.
Había
motivos para cambiar las instituciones durante el tiempo de los jueces y
reyes. En la venida del Mesías, esto fue cambiado al plan original.
Jesús estableció el formato original de la adoración en pequeña escala
en Mateo 16-18, dando detalles precisos sobre cómo se debería organizar
el culto.
La
institución básica se encuentra en (Mateo 18:19). Otra vez os digo que,
si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra acerca de
cualquiera cosa que pidan, les será hecha por mi Padre que está en los
cielos. (Mateo 18:20) Porque donde están dos o tres reunidos en mi
nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
Jesús
resumió la liturgia judía al menor número de oraciones necesarias en
las congregaciones a dos o tres. Este pequeño grupo pueden formar un
núcleo donde Jesús esté también, es decir, crear una iglesia que sigua
el orden del evangelio exactamente. Los principios son los siguientes:
La iglesia está fundada en la declaración de Pedro de que Jesús es el hijo de Dios. (Mateo 16: 16-18)
La iglesia es la autoridad representativa del reino de Dios en la tierra. (Mateo 16:19)
La
iglesia mantiene un bajo perfil, a veces en secreto, como quien está en
guerra con el reino de Satanás en este mundo. (Mateo 16:20)
La
iglesia está basada en el plan de salvación en el cual la muerte y la
resurrección de Cristo es lo central. (Mateo 16: 21-23, 17: 22-23)
La iglesia es el terreno de práctica de la negación al yo que es necesario para la salvación. (Mateo 16: 24-26).
La iglesia está basada en la expectativa del pronto regreso de Jesús. (Mateo 16: 27-28).
La
iglesia es visionaria y profética, trayendo a los que se han reunido en
contacto directo con la revelación profética del cielo. (Mateo 17:
1-9).
La
iglesia es el vehiculo por el cual los miembros se comunican con
aquellos que han sido trasladados al cielo, tales como Enoch, Elías, y
Cristo mismo. (Mateo 17: 10-13).
La
iglesia es el vehiculo de bendición divina para el mundo en enseñanza y
sanidad, fortalecida por el ayuno y la oración. (Mateo 17: 14-21).
La iglesia sabiamente hace lo que debe para evitar conflicto con Roma. (Mateo 17: 24-27).
El valor central de la iglesia es mantener su humildad, y una aptitud tierna para con el humilde. (Mateo 18: 1-14).
La
iglesia es un vehiculo de reconciliación en caso de que ocurra un
conflicto, y tiene la obligación de sacar a aquellos que se envuelven en
ofensas contra sus hermanos. (Mateo 18: 15-17).
La iglesia es establecida por la acción de dos o tres que se reúnen en nombre de Cristo para ese propósito. (Mateo 18: 18-20).
Cristo es invisible pero personalmente está presente en las reuniones de la iglesia. (Mateo 18: 20).
La
iglesia es el vehiculo del perdón divino, el cual es transmitido en la
misma medida en que los miembros se perdonan los unos a los otros.
(Mateo 18: 21-35).
Estos
quince principios del Evangelio son esenciales para el reino de Dios en
el cual el Evangelio es una proclamación. Si alguno falta, la
institución deja de ser una iglesia válida. La iglesia no es una
institución transmitida por sucesión apostólica. Es establecida
directamente por Jesucristo mismo, el cual está presente en su
establecimiento en cada reunión.
La
iglesia apostólica generalmente se reunía en casas en lugares aislados
al aire libre… ese era el sistema prevaleciente antes del cristianismo
imperial, el cual comenzó a crear grandes estructuras para controlar a
la gente más fácilmente y adoctrinarlos con apostasía. Las iglesias de
los hogares fueron establecidas muy cerca la una de la otra, tales como
las mantuvieron aparentemente en su casa, por los diáconos Phebe en
Cenchrea, a una corta distancia de Corintio, donde otra iglesia se
reunía.
La
iglesia evangélica no incluyó la necesidad de ancianos y diáconos.
Estos oficios se establecieron en la iglesia apostólica por las
necesidades específicas de los tiempos. Durante ese tiempo las
religiones misteriosas fueron muy populares en el imperio romano. Eran
grupos en las casas semi-secretos que tenían una forma de iniciación
similar al bautismo, pero en algunos casos hacían horribles ritos de
bañarse en sangre, tenían una comida sagrada, a un dios-hombre que se
decía había muerto y resucitado, y cantaban himnos leyendo las
Escrituras en ese sentido. La similitud con la iglesia evangélica era
bien cercana, tanto para los judíos como por los gentiles, que a veces
tenían dificultad para diferenciarse. En este contexto, los oficios de
los diáconos y los ancianos eran necesarios para mantener el orden en el
evangelio. Dado que nos enfrentamos hoy en día con los mismos desafíos,
cientos de formas de paganismo todas afirmando ser cristianas, los
ancianos y diáconos hoy día hacen lo mismo en sus funciones que son
reconocidas y necesarias.
Pablo
escribe en detalle acerca de estos oficios en I de Timoteo 3. Si bien
muchos piensan hoy que la sucesión apostólica es una ordenación válida,
esto no es verdad. Sólo Cristo mismo puede ordenar, y Cristo solamente
está presente en los reunidos en su nombre para hacer eso. La ordenación
por la oración y la imposición de las manos por aquellos reunidos en
una iglesia evangélica válida es la única ordenación correcta.
La
iglesia tiene la obligación de realizar algunas ordenanzas además de
ordenar ancianos y diáconos, generalmente a través de estos oficios, si
ellos lo realizan es para:
El ministerio de la Palabra. (Apocalipsis 1: 3).
Bautismo por inmersión de aquellos dando testimonio por fe en la muerte y la resurrección de Cristo. (Romanos 6: 4).
El lavamiento de los pies al comenzar el servicio de comunión. (Juan 13: 14).
La cena del Señor de pan sin levadura y jugo sin fermentar. (I de Corintios 11:23-33).
Bendición de los niños. (Mateo 19: 14).
Oración por los enfermos. (Santiago 5: 14).
La
iglesia en griego es ecclesia, que significa el grupo de los llamados, y
nunca se utiliza en referencia a un edificio. Ellos son llamados fuera
de la sinagoga de Satanás, que son las diferentes creencias del mundo.
La iglesia incluye gente con dones espirituales específicos en beneficio
de quienes les rodean. Estos son discutidos en detalle en I Corintios
12-14. La lista de esos dones es dada en (I Cor. 12:28) «A
unos puso Dios en la iglesia, primero apóstoles, en segundo lugar
profetas, en tercer lugar maestros; después los que hacen milagros,
después los dones de sanidades, los que ayudan, los que administran, los
que tienen diversidad de lenguas.»
Cada
uno de los quince principios evangélicos, los ocho dones espirituales, y
la institución de los ancianos y diáconos, apareció entre los primeros
adventistas guardadores de los mandamientos. Los primeros escritos de
Elena de White dan una vívida descripción de tales reuniones. La iglesia
del hogar de la familia White fue liderada por Henry el hijo mayor, su «dulce cantante.» Elena de White describe el entrenamiento necesario para dar a los niños la habilidad de liderar la adoración en el hogar. «La
instrucción en cultura vocal debe darse en el círculo hogareño. Los
padres deben enseñar a sus hijos a hablar claramente de manera que los
que están escuchando puedan entender cada palabra que se dice. Deberían
enseñarles a leer la Biblia con claridad, con una expresión distinta de
manera que honren a Dios. Y no dejar que aquellos que se arrodillan
alrededor del altar familiar pongan sus caras en las manos y en sus
sillas cuando busquen la dirección de Dios. Que levanten su cabeza y,
con santo temor y audacia, vayan al trono de la gracia. «- Adventist Home, p. 435.
El
principio de reunirse en la iglesia del hogar ya había sido entendido y
practicado tan temprano como en 1844 entre los adventistas guardadores
de los mandamientos. «No pasó
mucho tiempo, en que mi primera visión me fue dada, en 1844. Yo estaba
visitando a la Sra. Haines en Portland, una querida hermana en Cristo,
cuyo corazón estaba unido con el mío, y cinco de nosotros, todas
mujeres, estábamos arrodilladas en silencio en el altar familiar.
Mientras estábamos orando, el poder de Dios vino sobre mí como nunca lo
había sentido antes. «- Christian Experience and Teaching of Ellen G. White, p. 57.
La
incapacidad para establecer una iglesia del hogar se justifica por la
falta de medios, tanto económicos como personales. Ya hemos visto que es
suficiente que haya una persona disponible que tenga la edad suficiente
para leer de la Biblia. Inclusive si no se consigue una persona
letrada, una iglesia puede reunirse por la Palabra que se ha aprendido
de memoria. Y si no hay nadie presente que pueda repetir el texto de la
Biblia de memoria, entonces el silencio es oro, y la voz siempre puede
ser elevada en oración y petición a Dios. «La
pobreza no debe privarnos de mostrar hospitalidad. Debemos de impartir
lo que tenemos. Hay muchos que luchan por sobrevivir y que tienen mucha
dificultad en que sus ingresos cumplan sus necesidades, pero ellos aman a
Jesús en la persona de sus santos y están listos para ofrecer
hospitalidad a los creyentes y no creyentes tratando de hacer sus
visitas productivas. En la mesa familiar y en el altar familiar las
visitas son bienvenidas. Los momentos de oración hacen su impresión en
aquellos que se entretienen, e incluso una visita puede significar la
salvación de un alma de la muerte. Para este trabajo el Señor da una
sentencia, diciendo: «yo pagaré.» – Adventist Home, p. 451.
El papel del hombre y la mujer en la adoración del hogar es más que un culto práctico diario en la reunión del sábado también. «Antes
de salir de la casa a trabajar, toda la familia debe de reunirse, y el
padre, o la madre en ausencia del padre, debe invocar con fervor a Dios
para que los guarde durante el día. Vengan con humildad, con un corazón
lleno de ternura, y con una sensación de las tentaciones y peligros
ante ustedes y sus hijos; por fe únalos en el altar, suplicando por
ellos el cuidado del Señor. Ángeles ministradores cuidarán los niños que
han sido dedicados a Dios. «- Child Guidance, p. 519.
Fue
mayormente la influencia de los Bautistas del Séptimo Día que llevaron a
los primeros creyentes a establecer instituciones. Las instituciones
fundadas en la última parte de los 1800s fue el modelo de los bautistas,
con juntas, asociaciones y conferencias. Estas, a pesar de que no eran
malas en si mismas, eventualmente fueron abusadas a través de la
sobredependencia en organización, de tal manera, que los primeros
principios de la iglesia del hogar se perdieron. Elena de White instó a
una reforma en este sentido, y un retorno a los principios de la iglesia
original del hogar como se encuentra en el libro de Génesis. «Ustedes
que profesan amar a Dios, lleven a Jesús donde quiera que vayan, y como
los patriarcas de antaño, erijan un altar al Señor en donde quiera que
coloquen su carpa. Una reforma en este respecto es necesaria, una
reforma que sea amplia y profunda. «- Testimonios, Vol. 5, págs. 320, 321.
No
necesitamos una nueva organización, ni tampoco tenemos que reunirnos
con las instituciones que participen en apostasía. La iglesia del hogar
que se estableció en el Edén, afirmada en el Evangelio, y mantenida por
lo primeros adventistas observadores de los mandamientos existe hoy día
y no ha cambiado. Es la misma iglesia a la que Elena de White, James
White, Waggoner, Joseph Bates, y decenas de otros pertenecían y
participaban. Es suficiente reunirse como familia en el altar familiar y
congregarse con creyentes de la misma mentalidad en una casa designada
durante el día de sábado y como la ocasión lo permita.